La
aparición del libro electrónico y su rápido crecimiento en los primeros tiempos
hicieron dudar al sector editorial sobre el papel que jugaría el libro
tradicional en los próximos años. En su intento por protegerlo, ha apostado por
la revalorización del libro como objeto, mejorando sus aspectos formales.
Editoriales
de todo el mundo buscan seducir al lector con libros en papel, más caros, pero
que aportan una experiencia más visual y sensorial, que los diferencia del
ebook e incluso de la mayoría de los existentes en papel. Recuperan, de este
modo, el amor al libro tradicional, al mismo tiempo que reivindican su pasado.
Con
esta iniciativa persiguen que, al mismo tiempo que crecen los libros
electrónicos, se publiquen más libros en papel. Los dos formatos serían, de
esta forma, no excluyentes sino complementarios.
Entre
este tipo de libros, predominan los libros ilustrados. El libro ilustrado es un libro eminentemente
literario, en el que el ilustrador, aunque se trate de un artista plástico,
colabora con el autor, para realzar un texto, siendo las ilustraciones
representaciones gráficas que nos informan sobre el contenido del libro.
Se
encuentran libros ilustrados ya en el Antiguo Egipto, como es el caso del Libro
de los muertos (S. XV a d.C.), también en la Roma Imperial, pero el gran
impulso se produce en la Edad Media con la iluminación de manuscritos.
Con la
llegada de la imprenta la ilustración se reduce pero no desaparece. En la época
moderna muchos artistas trabajan en la ilustración de libros siguiendo las
tendencias artísticas. Con el siglo XX las nuevas tecnologías facilitan la
producción de libros ilustrados a bajo coste. Frente a este abaratamiento
surgen los libros ilustrados por artistas de renombre, convirtiéndose en un
libro ilustrado de lujo.
No debe
confundirse un libro ilustrado con un libro de artista o libro objeto, algo que
se produce con frecuencia.
Un
libro de artista es una obra de arte, concebida y realizada en su totalidad por
un artista. No se trata de un producto industrial como el libro común y
habitualmente no se comercializa como ellos. Están a medio camino entre el
libro y las artes plásticas, más cercano a uno u otras dependiendo de distintas
tipologías. En este tipo de libro cabe todo, desde los experimentos
tipográficos a las formas más variadas, aunque la mayoría tienen una estructura
y funcionamiento semejante al libro común.
Se
trata de una forma de expresión plástica surgida en la segunda mitad el siglo
XX, cuando Edward Ruscha, un artista estadounidense, asociado al movimiento
pop, realiza la primera edición de Twenty-six Gasoline Station, un libro de
fotografías publicado en 1962.
Antecedentes
del mismo se podrían considerar algunas obras de los poetas Mallarmé y
Apollinaire, pero fueron los futuristas
italianos, los constructivistas rusos, los surrealistas, los dadaístas, como
Marcel Duchamps, etc, los que le dieron un gran impulso
Otra posible
confusión frecuente se produce entre el libro de artista y el libro objeto. En
el libro objeto el artista emplea la imagen tridimensional del libro de forma
simbólica, como objeto o expresión, excluyendo su finalidad literaria. Son
objetos para admirar e interpretar su lenguaje plástico, no se trata de libros
propiamente dichos.
Como resumen final diremos que parece
claro, al menos por el momento, que editoriales de todo el mundo están
apostando por la revalorización del libro en papel, tratando de seducir al
lector con libros que aportan una experiencia diferente al libro electrónico, lo
que ha quedado reflejado en algunas ferias como la de Londres y New York.