
Trabajó en las Misiones Pedagógicas en el área de Valencia, donde estableció una red de 105 bibliotecas rurales, y estaba al frente, cuando se desencadenó el golpe, de la Biblioteca Universitaria de Valencia. Además sumo a esta dirección la de la Oficina de Adquisición de Libros de Cambio Internacional. Desde estos puestos, diseñó un plan para la reorganización de las Bibliotecas del Estado, que no llegó a buen término a causa de la guerra civil.
María Moliner nació en Paniza (Zaragoza) en 1900. Su paso, en Madrid, por la Institución Libre de Enseñanza, la marcó significativamente. Llegó a la Universidad en 1910, que entonces era un mundo de hombres. Tras licenciarse en Zaragoza en 1922, ingresó por oposición en el cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Sus primeros destinos no serían los deseados. Ella quería trabajar en bibliotecas pero tuvo que pasar varios años en diferentes archivos: El General de Simancas, el Archivo Provincial de la Delegación de Hacienda de Murcia y posteriormente en el Archivo de la Delegación de Hacienda de Valencia.
La salvó de esta situación Manuel Bartolomé Cossío al ofrecerle participar en las Misiones Pedagógicas de Valencia para tratar de paliar el analfabetismo, llevando libros a pueblos y aldeas.
Cuando las tropas franquistas conquistaron Valencia, María volvió a su puesto en el Archivo de Hacienda. Allí estuvo hasta 1946 en que se hizo cargo de la Biblioteca de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales. Aquí, con algunas fichas bibliográficas, inició la gran obra lexicográfica por la que se le conoce el “Diccionario de Usos del Español”. El primer tomo vio la luz en 1966, el segundo diez años más tarde. Un magnífica obra, realizada con un gran esfuerzo, y que sigue siendo actual después de los años, gracias a la perfecta definición que hace de cada término.
Desde este modesto blog, queremos sumarnos al homenaje a esta gran bibliotecaria y lexicógrafa.