Kees
Schouhamer Immink, un ingeniero neerlandés de 68 años, es el responsable de una
de las mayores revoluciones del siglo XX. Es el padre del CD, DVD y Blu-ray,
tres generaciones de discos en formato físico.
El DVD y el CD son formatos de
libro, seguros y capaces de almacenar millones de datos de información. Además,
estos soportes ópticos
se utilizan para almacenar fotografías, películas, música, etc., pensando que
es la garantía de conservarlas eternamente. Sin embargo, la vida útil de los mismos es
bastante polémica, y numerosos estudios desmienten su supuesta “inmortalidad”.
Poseen una composición de aluminio y
policarbonato que lo convierte en material no biodegradable de un alto nivel de
duración, pero las
capas más externas son fotosensibles, por lo que los propios materiales de
fabricación condenan los discos a muerte. Expertos de la Biblioteca
del Congreso de Washington han llevado a cabo algunos experimentos para comprobar esa supuesta longevidad:
han extremado la humedad y la temperatura para que las reacciones químicas
afecten al soporte y se acelere su deterioro. Esas pruebas demostraron que las
diferencias entre distintas marcas y modelos son enormes. Los procesos de
fabricación fueron muy distintos a lo largo de los años, y las calidades varían mucho, por lo que también varía el tiempo que la información allí
reunida puede conservarse.
Existen, además microorganismos que los
atacan. En 1999 se descubrió que los soportes ópticos son atacados por el hongo Geotrichum,
un hongo común utilizado en la elaboración de quesos, el cual se introduce en
el disco y causa daños irreversibles en las pistas hasta llegar a su
destrucción. También
una inadecuada manipulación, lectores de
baja calidad o un uso excesivo pueden influir en su conservación.
Aun respetando las mejores condiciones
de uso y conservación, la vida media de estos soportes se estima en unos 100 años, mientras que en los
soportes regrabables estará entre 25 y
30 años.
Sin embargo, más allá de la supervivencia de estos
soportes, son los avances tecnológicos los que están arrinconando estos dispositivos. Sus ventas han
caído un 40% en los últimos 15 años, y, a pesar de que pueden resistir unos
cuantos años más e incluso convertirse en objeto de culto, terminarán por
desaparecer.
En la actualidad,
existen otras maneras de guardar información: las memorias USB, los
discos duros (con capacidad de almacenar hasta un terabyte de información), la
"nube", que nos promete la portabilidad de la información, etc. Pero
tal parece que también estos sistemas pueden ser superados en poco tiempo.
Científicos británicos han logrado almacenar imágenes, textos y sonidos en el
ADN. La llamada "molécula de la vida" parece ser la solución más
efectiva y segura para guardar la información a largo plazo. De este modo, se
terminaría con el temor de perder
archivos digitales por la incompatibilidad de los dispositivos, la negligencia
o la violación de la seguridad (hackers). Este sistema garantizaría almacenar
de manera segura el equivalente de un millón de discos en un gramo de ADN
durante 10 mil años.
¿Se habrá logrado el almacenamiento
eterno?