miércoles, 22 de octubre de 2014

El libro, un objeto a potenciar


La aparición del libro electrónico y su rápido crecimiento en los primeros tiempos hicieron dudar al sector editorial sobre el papel que jugaría el libro tradicional en los próximos años. En su intento por protegerlo, ha apostado por la revalorización del libro como objeto, mejorando sus aspectos formales.
Editoriales de todo el mundo buscan seducir al lector con libros en papel, más caros, pero que aportan una experiencia más visual y sensorial, que los diferencia del ebook e incluso de la mayoría de los existentes en papel. Recuperan, de este modo, el amor al libro tradicional, al mismo tiempo que reivindican su pasado.
Con esta iniciativa persiguen que, al mismo tiempo que crecen los libros electrónicos, se publiquen más libros en papel. Los dos formatos serían, de esta forma, no excluyentes sino complementarios.
Entre este tipo de libros, predominan los libros ilustrados.  El libro ilustrado es un libro eminentemente literario, en el que el ilustrador, aunque se trate de un artista plástico, colabora con el autor, para realzar un texto, siendo las ilustraciones representaciones gráficas que nos informan sobre el contenido del libro.
Se encuentran libros ilustrados ya en el Antiguo Egipto, como es el caso del  Libro de los muertos (S. XV a d.C.), también en la Roma Imperial, pero el gran impulso se produce en la Edad Media con la iluminación de manuscritos.
Con la llegada de la imprenta la ilustración se reduce pero no desaparece. En la época moderna muchos artistas trabajan en la ilustración de libros siguiendo las tendencias artísticas. Con el siglo XX las nuevas tecnologías facilitan la producción de libros ilustrados a bajo coste. Frente a este abaratamiento surgen los libros ilustrados por artistas de renombre, convirtiéndose en un libro ilustrado de lujo.
No debe confundirse un libro ilustrado con un libro de artista o libro objeto, algo que se produce con frecuencia.
Un libro de artista es una obra de arte, concebida y realizada en su totalidad por un artista. No se trata de un producto industrial como el libro común y habitualmente no se comercializa como ellos. Están a medio camino entre el libro y las artes plásticas, más cercano a uno u otras dependiendo de distintas tipologías. En este tipo de libro cabe todo, desde los experimentos tipográficos a las formas más variadas, aunque la mayoría tienen una estructura y funcionamiento semejante al libro común.
Se trata de una forma de expresión plástica surgida en la segunda mitad el siglo XX, cuando Edward Ruscha, un artista estadounidense, asociado al movimiento pop,  realiza la primera edición de Twenty-six Gasoline Station, un libro de fotografías publicado en 1962.
Antecedentes del mismo se podrían considerar algunas obras de los poetas Mallarmé y Apollinaire, pero fueron  los futuristas italianos, los constructivistas rusos, los surrealistas, los dadaístas, como Marcel Duchamps, etc, los que le dieron un gran impulso
Otra posible confusión frecuente se produce entre el libro de artista y el libro objeto. En el libro objeto el artista emplea la imagen tridimensional del libro de forma simbólica, como objeto o expresión, excluyendo su finalidad literaria. Son objetos para admirar e interpretar su lenguaje plástico, no se trata de libros propiamente dichos.
Como resumen final diremos que parece claro, al menos por el momento, que editoriales de todo el mundo están apostando por la revalorización del libro en papel, tratando de seducir al lector con libros que aportan una experiencia diferente al libro electrónico, lo que ha quedado reflejado en algunas ferias como la de Londres y New York.