martes, 8 de marzo de 2016

LA MUJER QUE ILUMINÓ EL SIGLO X


Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer, queremos destacar la figura de la primera mujer pintora de la que se tiene noticia en Europa.
Se trata de la monja En o Ende, iluminadora que, en el Siglo X, trabajó en el scriptorium del monasterio de Tábara y cuya trascendencia histórica va más allá del propio hecho de ser mujer.
Con una de sus obras, el Beato de Gerona, realizada junto a otros dos monjes, Senior y Emeterius, se ganó la admiración de los contemporáneos, por su fuerza expresiva, el uso del color y de las formas.
Bajo la denominación de "beatos" se compilan manuscritos que se refieren, fundamentalmente, a comentarios del Apocalipsis de San Juan. Destacaban en ellos sus magníficas miniaturas, llegando a su máxima perfección artística con los monjes de Tábara, con Magius como maestro, dando a luz un nuevo estilo de ilustración, con influencias carolingias e islámicas, a través de la cultura mozárabe; de este maestro fue digna sucesora la monja Ende.
Según los historiadores, la existencia de monasterios mixtos a finales del Siglo IX era muy frecuente. En el texto fundacional del monasterio de Tábara, figuran "más de 600 monjes de uno y otro sexo al servicio divino". A pesar de ello, sólo el nombre de esta mujer, En o Ende, ha llegado hasta nuestros días.
Su existencia nos llega a través de su firma, en el colofón del Códice de Gerona, junto a la del escribano y a la de los otros dos monjes miniaturistas.
Su firma, "En, pintora y servidora de Dios (En, depintrix, Dei Aiustrix), da lugar a muchos interrogantes acerca de su condición de monja. En primer lugar porque no era habitual que apareciese un nombre de mujer delante del de los varones. Segundo porque el calificativo Dei Aiutrix, servidora de Dios, era un título honorífico otorgado a personas no religiosas, de alto rango. Y, finalmente, la designación depintrix parece indicar que se trataba, efectivamente, de una pintora.
Sea como fuese, civil o religiosa, estamos hablando de una mujer que en el Siglo X rompió todas las reglas establecidas, codeándose con los mejores miniaturistas de la época.