jueves, 2 de julio de 2015

LA OBSOLESCENCIA DE LO ETERNO

Kees Schouhamer Immink, un ingeniero neerlandés de 68 años, es el responsable de una de las mayores revoluciones del siglo XX. Es el padre del CD, DVD y Blu-ray, tres generaciones de discos en formato físico.
El  DVD y el CD son formatos de libro, seguros y capaces de almacenar millones de datos de información. Además, estos soportes ópticos se utilizan para almacenar fotografías, películas, música, etc., pensando que es la garantía de conservarlas eternamente. Sin embargo, la vida útil de los mismos es bastante polémica, y numerosos estudios desmienten su  supuesta “inmortalidad”.
Poseen una composición de aluminio y policarbonato que lo convierte en material no biodegradable de un alto nivel de duración, pero las capas más externas son fotosensibles, por lo que los propios materiales de fabricación condenan los discos a muerte. Expertos de la Biblioteca del Congreso de Washington han llevado a cabo algunos experimentos para comprobar esa supuesta longevidad: han extremado la humedad y la temperatura para que las reacciones químicas afecten al soporte y se acelere su deterioro. Esas pruebas demostraron que las diferencias entre distintas marcas y modelos son enormes. Los procesos de fabricación fueron muy distintos a lo largo de los años, y las calidades varían mucho, por lo que también varía el tiempo que la información allí reunida puede conservarse.   
Existen, además microorganismos que los atacan. En 1999 se descubrió que los soportes ópticos son atacados por el hongo Geotrichum, un hongo común utilizado en la elaboración de quesos, el cual se introduce en el disco y causa daños irreversibles en las pistas hasta llegar a su destrucción. También una inadecuada manipulación,  lectores de baja calidad o un uso excesivo pueden influir en su conservación.
Aun respetando las mejores condiciones de uso y conservación, la vida media de estos soportes se estima en unos 100 años, mientras que en los soportes regrabables estará entre 25  y 30 años.
Sin embargo, más allá de la supervivencia de estos soportes, son los avances tecnológicos los que están arrinconando estos dispositivos. Sus ventas han caído un 40% en los últimos 15 años, y, a pesar de que pueden resistir unos cuantos años más e incluso convertirse en objeto de culto, terminarán por desaparecer.
En la actualidad,  existen otras maneras de guardar información: las memorias USB, los discos duros (con capacidad de almacenar hasta un terabyte de información), la "nube", que nos promete la portabilidad de la información, etc. Pero tal parece que también estos sistemas pueden ser superados en poco tiempo. Científicos británicos han logrado almacenar imágenes, textos y sonidos en el ADN. La llamada "molécula de la vida" parece ser la solución más efectiva y segura para guardar la información a largo plazo. De este modo, se terminaría con el temor de  perder archivos digitales por la incompatibilidad de los dispositivos, la negligencia o la violación de la seguridad (hackers). Este sistema garantizaría almacenar de manera segura el equivalente de un millón de discos en un gramo de ADN durante 10 mil años. 
¿Se habrá logrado el almacenamiento eterno?