lunes, 17 de octubre de 2011

LA NORMA DE ORO DE LA EDICIÓN

¿Qué tienen en común el libro de la imagen y el estadio de fútbol del Real Madrid? Pues aunque en principio parecen dos cosas dispares, ambos tienen la forma de un rectángulo que cumple la proporción áurea, también llamada "divina proporción".
Se trata de un rectángulo cuyo lado más largo resulta de multiplicar el corto por 1,6180339887, el número de oro o número áureo.
El nombre se lo asignó el teólogo y matemático Luca Pacioli, por el año 1509, al considerar que esta proporción era una expresión de la armonía divina. Esta teoría la recogió en un libro del mismo título "De Divina Proportione", en el cual fija las proporciones que deben cumplirse para conseguir la belleza suprema. El libro fue ilustrado por Leonardo da Vinci, otro convencido de sus ideas, y entre sus imágenes aparece el famoso hombre de Vitrubio, el hombre como centro del mundo, inscrito en un rectángulo y un cuadrado.
Ya en la Grecia Clásica la norma de oro se encontraba en numerosas manifestaciones artísticas, pero es con la aparición de esta obra cuando la teoría de la "divina proporción" es seguida por matemáticos, filósofos, arquitectos y artistas en general.
Por lo que respecta al mundo de la edición, hay numerosos ejemplos de haber usado esta proporción consciente o inconscientemente. Antes de Gutenberg el formato de los manuscritos solía aproximarse a esta medida. Con el comienzo de la imprenta, se aplica la proporción áurea al formato del libro, al texto o mancha, a los márgenes e incluso a las ilustraciones.
Actualmente, las normas de estilo de la edición siguen recomendando utilizar la proporción áurea, la que consideran más armoniosa. A pesar de esta circunstancia, los editores se han alejado de ella porque les resulta cara, ya que supone un gasto mayor de papel, y suelen reservarla para las ediciones de lujo. El formato más habitual de los libros tiene la proporción de 1:1,4, en vez de la 1:1,6. Tampoco los textos ni los márgenes suelen seguir esta norma.
Sin embargo, encontramos ejemplos como el de la imagen que tiene un formato que podríamos considerar áureo. Aunque en el interior del libro no se respeta la norma.
La proporción áurea nos acompaña en numerosos momentos de nuestra vida sin apenas percibirlo, a veces la llevamos en el bolsillo, en una tarjeta de crédito; o la encontramos en nuestra casa, en alguno de los objetos que nos rodean. También podemos apreciarla en la naturaleza, en la morfología de muchos animales o plantas: el modo en que se distribuyen las pepitas de girasol, o los brazos de una estrella de mar serían algunos ejemplos. Y desde luego, en el arte, en numerosos edificios como el Partenón o en el enigmático rostro de la Gioconda.
Ya saben, si quieren ver una expresión de "belleza suprema" abran bien los ojos.

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