El número de tabletas que salen al mercado aumenta constantemente. La última competidora del IPad de Apple es el Tab de Samsung, una imitación que ha superado al original en varias aspectos, incluido el precio.
Mientras esto ocurre, los libros en papel pierden mercado, debido fundamentalmente a la crisis económica en la que estamos inmersos. Si en agosto comentamos que el sector editorial estadounidense entraba en pérdidas millonarias, debido a la escasez de venta de los libros en papel; ahora podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que algo semejante está ocurriendo en nuestro país. Los editores españoles se han puesto en guardia por las devoluciones masivas de títulos que las librerías han realizado a finales de septiembre. Al parecer este verano la venta de libros ha caído sustancialmente y no se espera que el otoño, o las próximas Fiestas Navideñas puedan cambiar esta tendencia. Únicamente algún título, como el del reciente premio Nobel de Literatura, podría sacarnos de la atonía lectora.
Al mismo tiempo que se ha producido este desplome en la venta en papel, se ha incrementado la venta de dispositivos electrónicos lectores, y, unido a estos últimos, la piratería de libros digitales, que alcanza cifras preocupantes. Las editoriales han perdido por este concepto más de 400 millones de euros de enero a junio. Esta situación ha creado una gran alarma en el sector que había puesto sus esperanzas de recuperación en la venta de libros digitales, paliando de este modo la caída del mercado en papel.
Al mismo tiempo que se ha producido este desplome en la venta en papel, se ha incrementado la venta de dispositivos electrónicos lectores, y, unido a estos últimos, la piratería de libros digitales, que alcanza cifras preocupantes. Las editoriales han perdido por este concepto más de 400 millones de euros de enero a junio. Esta situación ha creado una gran alarma en el sector que había puesto sus esperanzas de recuperación en la venta de libros digitales, paliando de este modo la caída del mercado en papel.
En un país donde todo se piratea, no ayuda demasiado a erradicar esta práctica que el precio de los libros digitales, incluidos aquellos que ya han cubierto con creces su recorrido, sea de casi 10 euros, o que no se ofrezcan novedades editoriales en versión digital. Sin duda, estos dos factores están contribuyendo a que la plataforma editorial Libranda no consiga hacerse un hueco en el mercado digital. Un mercado que, por otra parte, ofrece cada día nuevas iniciativas, tal es el caso de una joven empresa española que prepara el lanzamiento para marzo de 2011 de un Spotify de libros, algo que podría revolucionar el mercado editorial. Se llamará 24Symbols y utilizará la tecnología streaming, la misma que se utiliza para la música. Esta tecnología permite almacenar en una web un catálogo de libros que los usuarios podrán leer, sin descargarse en el ordenador, pagando una cuota al mes, e incluso en algún caso gratis gracias a la publicidad.
Convendría que autores, agentes, editores e incluso el Ministerio de Cultura se pusiesen cuanto antes manos a la obra para poner en marcha iniciativas que ayuden a dinamizar este sector, tan castigado por la crisis económica.
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