La falta de espacio es un problema constante en todas las bibliotecas. El expurgo, una operación técnica por la cual se retiran de las estanterías algunos fondos siguiendo diversos criterios, venía a solucionar en parte este problema, siempre que los fondos expurgados se pudieran reubicar en otras dependencias de la biblioteca.
La llegada del libro electrónico y la posibilidad de digitalizar las obras existentes hizo albergar a los bibliotecarios la esperanza de un futuro sin estanterías abarrotadas.
Esta esperanza se ha visto cumplida en algunos casos. Las iniciativas de digitalización de fondos llevadas a cabo por algunas bibliotecas han permitido liberar espacio en las estanterías, y trasladar los libros digitalizados a un depósito secundario que permite su consulta cuando se precise. Pero algunas bibliotecas han ido un poco más lejos, y una vez digitalizado el libro han destruido los ejemplares en papel, imposibilitando de este modo la futura consulta del ejemplar físico. Algo que parece un tanto aventurado dada la vida limitada de los discos duros donde se albergan los archivos digitales.
Ante esta situación, Brewster Kahle, el empresario californiano creador en 1996 de Internet Archive para páginas web, se ha embarcado en una nueva iniciativa: intentar conservar una copia física de todos los libros publicados para ofrecerla a las generaciones futuras. Para ello, cuenta con la colaboración de bibliotecas, entidades y particulares.
Hasta el momento ha reunido unos 500.000 ejemplares, de los 130 millones de libros que se calcula existen en el mundo.
Pero al igual que los discos duros que albergan los archivos digitales, los libros en papel plantean un grave problema de conservación a largo plazo. Para hacer frente a esta situación ha echado mano de expertos que han estudiado las fluctuaciones del clima en la costa oeste de EE.UU.
Los libros se guardan en cajas con las referencias precisas, y estas en grandes contenedores ignífugos, donde permanecerán protegidos durante años. Solamente se consultarán si se perdiese la copia digital o si se necesitase contrastarla con el original.
De este modo, como si de un nuevo Noé se tratase, Brewsrer Kahle ha emprendido esta titánica tarea, según dice “con la idea de recoger una copia de todos los libros publicados. No vamos a llegar, pero esa es nuestra meta”.
La llegada del libro electrónico y la posibilidad de digitalizar las obras existentes hizo albergar a los bibliotecarios la esperanza de un futuro sin estanterías abarrotadas.
Esta esperanza se ha visto cumplida en algunos casos. Las iniciativas de digitalización de fondos llevadas a cabo por algunas bibliotecas han permitido liberar espacio en las estanterías, y trasladar los libros digitalizados a un depósito secundario que permite su consulta cuando se precise. Pero algunas bibliotecas han ido un poco más lejos, y una vez digitalizado el libro han destruido los ejemplares en papel, imposibilitando de este modo la futura consulta del ejemplar físico. Algo que parece un tanto aventurado dada la vida limitada de los discos duros donde se albergan los archivos digitales.
Ante esta situación, Brewster Kahle, el empresario californiano creador en 1996 de Internet Archive para páginas web, se ha embarcado en una nueva iniciativa: intentar conservar una copia física de todos los libros publicados para ofrecerla a las generaciones futuras. Para ello, cuenta con la colaboración de bibliotecas, entidades y particulares.
Hasta el momento ha reunido unos 500.000 ejemplares, de los 130 millones de libros que se calcula existen en el mundo.
Pero al igual que los discos duros que albergan los archivos digitales, los libros en papel plantean un grave problema de conservación a largo plazo. Para hacer frente a esta situación ha echado mano de expertos que han estudiado las fluctuaciones del clima en la costa oeste de EE.UU.
Los libros se guardan en cajas con las referencias precisas, y estas en grandes contenedores ignífugos, donde permanecerán protegidos durante años. Solamente se consultarán si se perdiese la copia digital o si se necesitase contrastarla con el original.
De este modo, como si de un nuevo Noé se tratase, Brewsrer Kahle ha emprendido esta titánica tarea, según dice “con la idea de recoger una copia de todos los libros publicados. No vamos a llegar, pero esa es nuestra meta”.
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