Sus seguidores mantienen que los documentos
que están disponibles libremente son más consultados y tienen más posibilidades
de ser citados. Además, los conocimientos
y avances científico-técnicos se distribuyen de manera más equitativa,
devolviéndole a la sociedad los beneficios de las inversiones realizadas en
investigaciones científicas.
La
mayor parte de la investigación que se lleva a cabo en el mundo se realiza con
fondos públicos. Sin embargo, el resultado de estas investigaciones lo publican
empresas privadas que sólo permiten la difusión de la ciencia mediante el pago
de costosas suscripciones.
El movimiento open-access cuestiona el monopolio que las grandes empresas editoriales ejercen sobre la distribución de la información científica.
El movimiento open-access cuestiona el monopolio que las grandes empresas editoriales ejercen sobre la distribución de la información científica.
La
Declaración de Budapest (2003) referida
al open-access establece dos rutas para alcanzar este objetivo: la ruta dorada:
la de publicación en revistas de libre acceso, y la ruta
verde: que alude al archivo o depósito de recursos digitales en
repositorios institucionales o temáticos.
En
este último caso, puede hacerlo el
propio autor, estaríamos hablando entonces de auto-archivo, mientras que en el caso de los repositorios
institucionales lo hace el personal responsable del repositorio (bibliotecarios
en numerosos casos), se habla, entonces, de un depósito delegado.
La publicación en revistas científicas de acceso
abierto aumenta día a día. Sus defensores mantienen que el acceso abierto es
compatible con los derechos de autor, la preservación de la investigación, la
revisión por pares, el prestigio y desarrollo profesional de los autores, etc.
Sin embargo, hasta la fecha son pocas las universidades
que publican sus investigaciones en abierto. Para los paridarios de esta opción, se acaba de dar un paso muy
importante: la Universidad de California (EE.UU), una de las más prestigiosas
del mundo, ha aprobado unas normas para que la investigación realizada en sus
campus se publique en open-access. Esta universidad pagaba anualmente en
suscripciones a literatura científica alrededor de 41 millones de dólares, una cantidad que ahora podrá destinar a otros usos.
También la Casa Blanca apoya este movimiento y ha comprometido 100
millones de dólares para exigir que toda la investigación con fondos federales
sea gratuita.
Dos pasos muy importantes a favor del libre acceso.
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Esta es la opinión de los internautas, no de la Biblioteca de Ciencias Jurídico-Sociales de la Universidad de Oviedo.
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