viernes, 30 de julio de 2010

Ideas en cubiertas

Hoy, en la biblioteca un usuario se ha acercado para pedirme un libro del que sólo conocía la materia que trataba y el color de las tapas. No es la primera vez que esto ocurre, ni será la última. Las cubiertas desempeñan en los libros una función esencial de atracción, de divulgación, de recordatorio. Cuántos de nosotros hemos buscado en nuestra estantería o en cualquier biblioteca un libro del que sólo recuerdas el tamaño y algunos detalles de la cubierta: el color, el diseño…

De la importancia de las cubiertas saben mucho los equipos de diseño, los editores, algunos autores, e incluso los agentes. De unas tapas con un diseño atractivo y de un buen título depende en gran medida el éxito de un libro, aunque, en honor a la verdad, ambas cosas por si solas no lograrán convertirlo en un best-seller.

Cuando entras en una librería algunas cubiertas te atraen, te atrapan, te invitan a la lectura, no puedes sustraerte a su hechizo. Y, ¿quién puede apartar los ojos de una de ellas cuando alguien está leyendo enfrente de ti? Imaginas al mirarla la coincidencia en gustos con aquella persona que lee un libro que a ti te entusiasmó, desprecias intelectualmente a aquella otra que lee novelas románticas, o que consideras de poca calidad literaria, únicamente la perdonarás si coincide con el periodo vacacional, en esa época eres más tolerante… quizás lo haga para evadirse.

En España los ilustradores de las portadas se pusieron de moda coincidiendo con las vanguardias artísticas. En esos años los grandes artistas se ponían al servicio de las editoriales, tal es el caso de Josep Renau, Joan Pau Bocquet, o Mauricio Amster, que trabajó al servicio de la República.

En los años siguientes hubo grandes diseñadores como Daniel Gil, Alberto Corazón, o Enric Satué, entre otros. Actualmente cabe citar a Fernando Vicente, que recuerda un poco al Amster más polémico.

Con la llegada de los libros digitales, una parte importante de la función publicitaria de las tapas se perderá. No existe el ejemplar físico, no lo verás en el autobús, en la librería, en el metro…, tampoco en un e-book puedes ver lo que otro lee, sólo el dispositivo electrónico. La publicidad de los libros digitales se hace fundamentalmente a través de buscadores, tipo Google, y de las redes sociales. En ambos casos la cubierta sigue jugando un papel importante, casi tanto como “el boca a boca”, o lo que es lo mismo las recomendaciones que se hacen en la red sobre una obra concreta.

El mundo del libro está en constante transformación y la publicidad del libro electrónico no es ajena a esta situación. Sólo el tiempo nos dirá si las cubiertas resisten estos cambios.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante artículo

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Esta es la opinión de los internautas, no de la Biblioteca de Ciencias Jurídico-Sociales de la Universidad de Oviedo.
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