Del boletín "Lecturas para el ocio" del mes de enero queremos destacar Algo va mal de Tony Judt. Este historiador y ensayista recientemente fallecido nos deja una especie de testamento político en el que sostiene una inteligente reafirmación de los valores de la socialdemocracia. Parte de una visión desoladora de la época actual: hemos creado una sociedad que ha hecho de la búsqueda del dinero su único criterio moral, las desigualdades dentro de cada país han aumentado exponencialmente, los poderes no democráticos (el económico fundamentalmente) se imponen a los poderes estatales, la vida humana se ha reducido a la vida económica como si fuese algo natural y esto surge en los años 80 del pasado siglo, tomando como base la admiración acrítica por los mercados sin restricciones, el desprecio del sector público y la ilusión falsa del crecimiento infinito. Frente a esto, Judt opone una visión positiva, que no melancólica, de los treinta años posteriores a la Segunda Guerra Mundial en los que un grupo restringido de países llegaron a una especie de pacto social en el que se equilibraba el desarrollo económico y cierta permeabilidad social entre las clases que permitía una menor desigualdad. Las revueltas de finales de los 60 llevaron a la radicalización del individualismo, lo que trajo, paradójicamente, la revolución conservadora de los 80. Finalmente, la caída del Muro de Berlín y la desaparición del comunismo supuso para la socialdemocracia el fin de la "teoría" y de sus referencias inmediatas. A pesar de haber aceptado durante esos años el parlamentarismo y la propiedad privada, la izquierda reformista fue pasando a la defensiva y la derecha comenzó el desprestigio del Estado y, así seguimos, sin alternativa y metidos de lleno en una indiferencia cancerígena para nuestras sociedades democráticas. Al no haber alternativa, se afirmaba que todos queríamos lo mismo y que sólo variaba un poco la forma de conseguirlo. Pero todo esto es falso, los ricos no quieren lo mismo que los pobres, ni los asalariados lo mismo que los rentistas, ni los que no necesitan servicios públicos quieren lo mismo que los que dependen exclusivamente de ellos. Las sociedades son complejas y albergan intereses conflictivos. Negar estas diferencias, no es sino favorecer unos intereses por encima de otros. ¿Qué hacer? Tony Judt habla de responsabilidad colectiva, de una sociedad menos desigual, de más Estado en algunas cuestiones fundamentales de nuestras vidas, de reconstruir un lenguaje propio, de redefinir nuestra escala de valores. Se trata, en definitiva, de socialdemocracia como la entiende Tony Judt, siempre muy alejado de los radicalismos ultraizquierdistas. Nada mejor que dos de sus citas favoritas para demostrarlo y para finalizar este comentario a su obra póstuma.
"No basta con que el estado de las cosas que queremos promover sea mejor que el que le precedió; ha de mejorar lo suficiente como para que compense los males de la transición".
John M. Keynes"Cada idea equivocada termina en un baño de sangre, pero siempre es la sangre de otros".
Albert CamusPuedes encontrar Algo va mal en nuestra Biblioteca, con la signatura:
E327-0196
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