La irrupción de Internet y el mundo digital están arrinconando poco a poco al viejo universo del papel. Algunos espabilados, gestores transitorios de la cosa pública, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, han argumentado que con la existencia de Internet, las bibliotecas carecen de sentido, ya que cualquiera puede acceder a toda la información que desee a golpe de ratón. Además de lo discutible y atrevida que resulta esta información (no todo está disponible en Internet), hay que tener en cuenta el valor añadido que supone el que los servicios que ofrecen las bibliotecas sean gratuitos para los ciudadanos y el papel que han jugado a lo largo de su historia como uno de los principales proveedores de información para las clases menos favorecidas. Esto es lo que parecen sostener los habitantes de Stony Stratford, una pequeña localidad del norte de Londres amenazada por los recortes de servicios públicos del gobierno de David Cameron que acaban de dar un paso al frente para evitar el cierre de su biblioteca. Los vecinos y asociaciones de la zona iniciaron una serie de actuaciones en defensa de su biblioteca aprovechando también las redes sociales que han culminado con la interesante idea de que cada socio retire durante unos días el máximo posible de préstamos permitidos (15). El resultado ha sido espectacular, las estanterías de la biblioteca se han quedado vacías demostrando a las autoridades la necesidad de tener una biblioteca en el pueblo. La biblioteca aún no está salvada (en febrero el Ayuntamiento deberá decidir en qué aspectos recorta el gasto público), pero el aviso parece muy claro sobre la importancia que le dan sus ciudadanos.
http://blogs.elpais.com/oppenblog/2011/01/revoluci%C3%B3n-en-la-biblioteca.html
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Esta es la opinión de los internautas, no de la Biblioteca de Ciencias Jurídico-Sociales de la Universidad de Oviedo.
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