martes, 25 de enero de 2011

EL LIBRO ILUSTRADO RESISTE

En estos tiempos de incertidumbre para el sector editorial español debido a la caída en la venta de libros y a la aparición del libro electrónico, algunas de estas empresas tratan de recuperar la iniciativa incrementando la publicación de libros ilustrados para adultos, los únicos cuyas ventas han crecido en los últimos años.
Debido a esta circunstancia se han creado nuevas empresas editoriales dedicadas en exclusiva a este tipo de obras, caso de “Los libros del Zorro Rojo” o Nórdica, y otras ya existentes se están sumando a esta iniciativa.
Cuando nos referimos a un libro ilustrado no hablamos obviamente de un determinado género literario, sino de obras muy cuidadas en su presentación en las que se selecciona con gran esmero el papel, la tipografía, la encuadernación, formato, etc., y por supuesto las ilustraciones.
La mayoría de las editoriales han optado por editar textos clásicos u obras de gran divulgación, pero tratados de forma diferente. Tal es el caso de las Aventuras de Pinocho con ilustraciones de Antonio Saura, con la que Galaxia Gutenberg, una de las editoriales de referencia en este campo, comenzó en 1994 la edición de este tipo de obras. Desde entonces, muchas son las obras salidas de su imprenta y muchos los grandes artistas plásticos que han colaborado en ellas, tal es el caso de Barceló que ilustró La Divina Comedia o Santi Moix que acaba de participar en la última obra editada: Huckleberry Finn. No menos numerosos son los premios recibidos por esta editorial al Mejor Libro Editado.
Con la colaboración de artistas plásticos no se persigue transformar estas obras en objetos de arte. Son simplemente obras editadas con gran esmero en las que se busca establecer un diálogo entre el artista plástico y el escritor, y esto indudablemente le proporciona un valor añadido que atrae a los lectores.
Son precisamente los aspectos formales de estas obras los que las diferencian de un libro digital y, según algunos editores, la única forma de oponerse al empuje del mismo. Poner el libro tradicional en valor en todo aquello de lo que carece el libro electrónico es la única forma de resistencia, pues un libro electrónico puede acabar con una obra mal editada, pero nunca con una bella edición, y los libros ilustrados son el mejor ejemplo.

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